Virtual Platform Fiction
Ahora, en este momento en el que parece que comenzamos a salir de la pandemia, da la impresión de que las únicas opciones serían “volver a la normalidad anterior (con todo más caro)” o una “inmersión (profunda) en un nuevo mundo virtual”.
Un poco como las pastillas de Matrix: roja o azul.
La vuelta al “presencial” pisa cada vez más fuerte. Y las ciudades se llenan de coches y contaminación, de nuevo.
Y también pisan fuertes algunos que ofrecen “nuevos universos virtuales”, y nos proponen virtualizarnos en nuestros avatares favoritos para sumergirnos en increíbles experiencias.
Volver a lo anterior, o huir a nuevos horizontes mágicos.
Desde luego, con la experiencia adquirida en lo virtual y con el sufrido confinamiento, muchos se conformarían, tras una jornada de teletrabajo, con que su avatar se diera una vuelta virtual para ver el mar, y despejarse…
Y el fin de semana, para evitar la mascarilla en interiores, la visita al museo también la hace el avatar, que se recorre las salas con mucha agilidad y sin riesgo de covid.
Pero, ahora que la mayoría está vacunado, parece claro que “no es lo mismo” lo del avatar contemplando el mar que oler tu mismo la brisa marina, o contemplar las obras de arte en vivo.
Todavía puede que el trabajo híbrido se vaya afianzando, y con un poco de suerte las inmersiones virtuales y los nuevos universos digitales podrían realizarse “smoothly” (suavemente) y con buenos resultados…
A este escenario, lo podríamos llamar “verde”, por aquello de que sería sin duda lo mejor para el planeta. Y la alternativa de la inmersión se tomaría con la “suavidad” oportuna. Al menos, para no quedarse atrapados.
Pero, ya vemos que los extremos vienen pisando fuerte. Y lo más probable es que las opciones sean: la pastilla roja o la azul (?).
Claro, todo dependerá de lo que realmente (o mejor dicho, virtualmente) se pueda hacer en esos universos digitales paralelos. Hasta dónde llega la “experiencia de usuario”, y con cuántos sentido cuento.
Por ejemplo, si me ofrecen ir a Sevilla “por lo virtual”, (si me tomo la pastilla azul)…
y me quiero ir de tapas: ¿cuento con el sentido del gusto?.
O si quiero tener una aventura como en la película Marte (The Martian), y me quedo sólo y abandonado en el planeta, y tengo que sobrevivir y volver a la Tierra:
¿Podría simular de forma “creible” aquella situación de tener que sembrar patatas?
(por elegir una situación, de las muchas que se me ocurren…)
Yo habría imaginado que la respuesta a estas dos preguntas sería que NO. Pero, basta con hacer un par de búsquedas en Google para empezar a dudarlo.
No cuesta mucho encontrar un dispositivo con el gusto digitalizado , o un simulador de granja para plantar varias semillas (incluyendo patatas).
Así que las pastillas azules comenzarán a venderse a buen precio en breve.
Y si no mejoran las circunstancias del momento actual en el mundo real (el de la pastilla roja), y la luz, el combustible, los alimentos…, siguen subiendo de precios, igual sale más económico y resulta más atractivo experimentar esas inmersiones virtuales del circuito de tapas por Sevilla, o la aventura marciana.
Ojalá seamos capaces de conseguir el escenario “verde”, salvemos al planeta y tengamos una realidad en la que nos podamos sentir cómodos.
Y sólo nos planteemos inmersiones “controladas”. Sin necesidad de tomar la pastilla azul que nos lleve a un Matrix del que sea difícil salir.
